jueves, 9 de junio de 2011

ACTIVIDADES 3ª EVALUACION

1.- OCTAVIO AUGUSTO




Fue un gobernador, el fundador del imperio romano. Durante su mandato, el ámbito mediterráneo vivió una etapa de tranquilidad y prosperidad, denominada Pax romana
Nació el 23 de septiembre del año 63 a. C. Pertenecía a una familia rica, su padre era pretor y su madre Atia, sobrina de César. Julio César lo adoptó en el 45 a. C. y lo designó su heredero, cuando Octavio apenas tenía dieciocho años. Como consecuencia de esto, éste adoptó el nombre de Cayo Julio César Octaviano. 

Desde el año 43 a. C., se hizo otorgar poderes extraordinarios. Como se encontraba enfrentado a los republicanos Bruto y Casio,  Octavio decidió aliarse con sus antiguos enemigos Marco Antonio y Lépido, y formar con ellos un triunvirato. Comenzó entonces la persecución de los republicanos .
A partir de entonces, Lépido fue alejado del poder y relegado a áfrica, mientras Antonio asentó su autoridad en Oriente y Octaviano en Occidente. Allí tuvo que hacer frente a Sexto Pompeyo, mientras que su rivalidad con Antonio crecía cada día más. La pelea entre ambos condujo a la Guerra de Perugia (41), en la que el jefe militar de Octavio Augusto, derrotó a los antonianos.
La presión del ejército obligó a ambos a firmar un nuevo pacto en Brindisi (40), con lo cual se hizo un nuevo reparto de zonas de influencia entre los gobernantes: Octavio dominaba en Occidente, Marco Antonio en Oriente y Lépido en áfrica, siendo Italia consideraba neutralizada bajo el dominio conjunto de estos dirigentes. El matrimonio entre la hermana de Octavio y Antonio marcó la paz, que se mantuvo durante cuatro años.
En el año 36, Octavio se enfrentó a Sexto Pompeyo. Fue Augusto quien le ganó en la batalla de Nauloque (Sicilia). Así su gobierno se hizo popular en Occidente, debido a haber impulsado la agricultura e integrado las provincias con Roma.
Mientras tanto, Marco Antonio se encontraba influenciado por Cleopatra VII de Egipto, a quien Octavio declaró la guerra en el 32 (Guerra Ptolemaica). Tras la victoria naval de Actium (31), entró en Alejandría, donde Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron (30). Con la anexión de Egipto, Octavio dio a Roma el control sobre todo el Mediterráneo.

FOTO:

IMPERIO ROMANO:




2.-MITO DE ÍCARO:


Dédalo era un arquitecto de Grecia. Dédalo tuvo un hijo: Icaro. A él le enseño todo.
El rey de Creta, Minos, le llamó a su palacio y le encargó la construcción
de un edificio que sirviera a la vez de residencia y de prisión a su hijo el
Minotauro, nacido de la unión de su hija Pasifae con un toro. Este monstruo
tenía la cabeza de toro y se alimentaba de carne humana.
La construcción fue llamada El Laberinto de Creta, y era un lugar de donde resultaba imposible escapar.
Al terminar la obra, el rey Minos prohibió a Dédalo y a su hijo salir de la
isla, para que no se divulgase el secreto que sólo Dédalo poseía de cómo
escapar de aquella fortaleza.
Pero Dédalo no se dio por vencido, e ideó un medio de escapar a la
prohibición del rey.
"Los hombres no tienen alas. Pero nosotros las construiremos, y entonces
podremos volar". Al principio, Icaro encontró osado el plan de ese genial
arquitecto que era su padre. Pero luego, a su lado, pronto empezó a buscar un medio de construir las alas que los salvarían. El primer paso consistió en coleccionar plumas de aves, separándolas según los tamaños. A continuación, las ataron con hilos de lino, colocando cera debajo de ellas, para que quedasen adheridas.
Finalmente terminaron. Dos  pares de alas blancas esperan a Dédalo, e Icaro para llevarlos en un largo viaje, por los cielos de Grecia. Con tiras de cuero, el Arquitecto amarra a su cuerpo
el ingenioso aparejo. Icaro sigue su ejemplo. Y ambos saltan al infinito.
Al principio se les dio mal. s no encuentraban equilibrio exacto.

Dédalo le dijo a su hijo que vuolara siempre a una altura media: ni demasiado bajo, para no hundirse en el mar, ni demasiado alto, no fuera el sol a quemar sus frágiles plumas.  
Pero Icaro fue subiendo poco a poco hasta que llego un momento en que los rayos ardientes del sol, ablandaron la cera con que las plumas estaban pegadas. Las alas empezaron a deshacerse. Y el cuerpo de Icaro cayó al mar.
Cuando Dédalo mira hacia atrás, no encuentra a su hijo. En la superficie del mar, dos alas blancas flotan perdidas.
Su padre conteniendo su infinita desesperación, busca el cadáver de su hijo, sobrevolando mil veces el lugar donde cayera, pero sólo las alas blancas, señal de la muerte del joven, flotan deshechas en el mar.
El pueblo de la isla se apiada del pobre Dédalo.



Ícaro:







3.-Anibal y Virato:








HISPANIA:








jueves, 3 de marzo de 2011

ENIGMA LATINO

1)
 Julio César participo en la guerra de Las Galias, actualmente el sur de Francia e Iliria (la costa de Dalmacia) y luchó contra Vercingetorix.





2)  En la isla de Icara con Casivelauno.



3) Cleopatra



4)CLEOPATRA:

Cleopatra se percató del final que le esperaba tras entrevistarse con Octavio, un hombre frío y calculador que a diferencia de César y Antonio no podría seducir o sugestionar de ningún modo. Viendo pues su futuro como esclava, , Cleopatra eligió morir y tomó la decisión de suicidarse. Según la versión más extendida, pidió a sus criadas Iras y Charmion que le trajeran una cesta con frutas y que metieran dentro una cobra egipcia (el famoso áspid), responsable de su muerte, a finales de agosto del año 30 a. C.


 JULIO CESAR:

El 15 de marzo del año 44 a.C. Cayo Julio César, dictador de Roma y pontífice máximo, fue asesinado en la
 Curia del teatro de Pompeyo donde se reunía el Senado de Roma.
 Los conspiradores alegaron que César era un tirano y Shakespeare, que de Historia no sabía nada les creyó, inmortalizándoles como héroes y tiranicidas. Pero la realidad histórica es otra muy distinta.




Mito de Faetón

El mito de Faetón y Helios nos cuenta la historia del carro del dios Sol.
Un día uno de los hijos del Sol, Faetón, visitó a su padre Helios, el Sol, que estaba en el palacio sentado en su trono rodeado por sus colaboradores: el día, el mes, el año, la centuria, las horas, la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
El padre Sol, que brillaba en todo su esplendor, quiso saber el motivo de su visita.
Faetón dudaba de su paternidad porque sus amigos se reían de él y le decían que no era el hijo de Helios, pero el Sol no sólo le aseguró que era hijo suyo y de la ninfa Climena, su madre, sino que quiso probárselo concediéndole un deseo.
Faetón le dijo a su padre que su deseo era hacer lo mismo que hacía él todas las mañanas, conducir su carro de fuego a través de los cielos; pero el Sol le replicó que ese era el único deseo que no podía cumplir porque ese viaje era muy peligroso para él.
Faetón insistió diciéndole que si era realmente su hijo podía hacer lo mismo que hacía él.
Mientras tanto el paso de las horas hacía cada vez más urgente la decisión del Sol, ya que faltaba muy poco para que llegase la diosa Aurora para dar paso a su carro de fuego.
La luna ya había desaparecido en el horizonte y las estrellas se habían apagado cuando Helios y Faetón salieron en busca del fantástico carro que brillaba en todo su esplendor.
Antes que el dios Sol tomara la decisión, Faetón saltó sobre el carro y se acomodó en él para partir.
Viendo que era inútil tratar de convencerlo y mientras trataba de protegerle el rostro del calor con un ungüento mágico y le colocaba una corona con sus rayos, las diosas de las Horas le acomodaban los arneses de oro.
Helios no cesaba de hacerle recomendaciones antes de partir; debía mantenerse siempre en el medio, ni muy alto ni muy bajo y seguir el mismo rumbo cotidiano que él recorría en forma cotidiana.
Le aconsejó que mantuviera firme las riendas y que no abusara del látigo y que se cuidara de los peligros que pudieran acecharlo; pero antes de que pudiera continuar Faetón partió y los alados corceles lo llevaron hacia lo alto perdiéndose en los cielos e iniciando el camino del nuevo día.
Pero el carro se movía demasiado y los caballos se asustaron, corrieron más velozmente e impidieron a Faetón detenerlos; y antes que pudiera intentar nada, perdió el rumbo.
Al perder la ruta cotidiana, el Sol de la corona de Faetón comenzó a calentar las constelaciones y se fue alejando cada vez más de la Tierra.
Faetón entró en pánico y perdió el control abandonado las riendas de sus caballos, los que siguieron su desenfrenada carrera transitando por lugares donde nunca antes habían estado, chocando con cuerpos celestes y provocando un verdadero caos cósmico.
La Tierra, la Luna y el Cielo se cubrieron de llamas ardientes y todos los habitantes del planeta trataban de salvarse del incendio.
El dios Júpiter se estremeció cuando vio a la Madre Tierra agonizando y envió un rayo salvador que destrozó el carro de fuego y apagó el incendio.
Faetón cayó en un río desde los cielos en llamas y las ninfas del agua rescataron su cuerpo, sepultando a quien había osado igualar al Sol.
Helios apesadumbrado por la muerte de su hijo se negó a salir con su carro de oro dejando en penumbras a la Tierra hasta que Júpiter lo convenció de volver a calentar el mundo con sus rayos.
el-mito-del-sol-y-su-hijo-faeton1

Juegos infantiles de la antigua roma

EL ARO

juego romano



LAS TABAS

juego romano


LA RAYUELA


lunes, 21 de febrero de 2011

ANIMALES FANTASTICOS

LAS SIRENAS:

Las sirenas han sido famosas seductoras, porque según la mitología eran capaces de encantar con su voz a los marinos para raptarlos.
Según la leyenda, las sirenas habían sido compañeras de Perséfone antes de ser raptadas por Hades, como no consiguieron salvarla, la diosa las transformó como castigo en estas extrañas criaturas. El canto de las sirenas anunciaban de forma engañosa los placeres del mundo subterráneo, pero también, tenían poderes proféticos.
Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, en donde yacían los huesos de los marineros que habían sido atraídos por sus deliciosos cantos. Jasón y los Argonautas antes que Ulises habían sobrevivido al canto de las sirenas.
Ulises, hombre de gran imaginación, cuando se iban acercando a la isla temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran. Al escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron.




EL MINOTAURO:

El Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
El Minotauro sólo comía carne humana, y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Minos ordenó a Dédalo construir una jaula gigantesca de la cual el Minotauro no pudiera escapar. Dédalo entonces construyó el laberinto, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado


LAS ESFINGES:

Eran seres fabulosos con cuerpo y patas de felino y cabeza de humano.

martes, 7 de diciembre de 2010

Rómulo y Remo

Jardín de las Hesperides

La mitología griega nos habla de un bello jardín, un huerto propiedad de la diosa Hera.  Este jardín contaba con un árbol de manzanas de oro que, según se decían, proporcionaban la inmortalidad; este era el Jardín de las Hespérides.

El árbol había sido un regalo de bodas de parte de Gea, la Tierra, para Hera, quien los plantó y encargó las hespérides, tres ninfas de Occidente (Hesperetusta, Egle y Eritia), hijas del titán Atlas, que cuidaran de todo el jardín. Pero el Jardín de las Hespérides se volvió algo muy preciado por Hera, tanto que no confiabas en las ninfas para protegerlo bien, quienes además desperdiciaban las manzanas, por lo que envió otra custodia: Ladón, un dragón de cien cabezas que enroscaba su cola en el tronco y que jamás dormía.

Cuando Heracles fue castigado por Hera y obligado a realizar los diez trabajos (que terminaron por ser doce) que le encomendara Euristeo, el trabajo número once fue robar las manzanas del Jardín de las Hespérides. Luego de una serie de travesías, Heracles se encontró con Atlas, el titán condenado a cargar el peso de los cielos, quien dijo saber dónde encontrar el jardín y que él mismo le traería las manzanas a cambio de sostener los cielos mientras tanto.

Atlas logró matar a Ladón, el dragón guardián.  Según el mito, la sangre que brotaba de las heridas de Ladón cayó sobre el jardín y cada gota dio vida a un dragón. Estos árboles-dragón tienen un grueso tronco del cual surge de pronto un racimo de ramas retorcidas que recuerdan las cien cabezas de Ladón.

Al regresar con los preciados frutos y no querer volver a su condena de cargar la cúpula celeste sobre sus hombros, Atlas dijo que él mismo llevaría las manzanas a Euristeo, pero Heracles le engañó pidiéndole que sujetase el cielo un momento para que pudiera colocarse su capa sobre los hombros, a lo que éste accedió. Entonces Heracles tomó las manzanas y se marchó.

Heracles fue el único que logró robar las manzanas doradas, aunque no haya sido él mismo quien las recogió. Tiempo después la diosa Atenea las devolvió al Jardín de las Hespérides.